jueves, 23 de octubre de 2014

Alejandro y la deuda

           




La Deuda Externa y Alejandro Olmos (desconocido por muchos


ALEJANDRO OLMOS

Investigando un poco acerca de la deuda externa, "descubrí" a este periodista que considero, fue verdaderamente independiente en su pensar y en su accionar, peleándose desde joven con el gobierno que estuviera de turno, lo que le valió ser perseguido, encarcelado y amenazado en incontables número de veces. Inclusive llegó a estar en desacuerdo con aquellos con quienes compartía afinidad política, lo que habla de una independencia de criterios impresionante, sobre todo si se tiene en cuenta que adhirió al gobierno de Perón, y no tuvo pelos en la lengua para criticarlo cuando consideró que éste estaba equivocado. 
Prácticamente dedicó su vida a investigar sobre la ilegitimidad de la deuda externa en la argentina, deuda que se vió acrecentada desde la época de la última dictadura militar, pasando por los subsiguientes gobiernos democráticos, hasta el día de hoy... 

Biografía de Alejandro Olmos
 


Alejandro Olmos fue un político importante en la segunda mitad del siglo XX a pesar de que no ocupara cargos ni figurara su nombre en los medios de comunicación masiva. Fue un periodista notable, de pluma tocante, emotiva y valiente. Fue un escritor y pensador político privilegiado, cuya palabra oral o escrita se escuchó con respeto. Y fue un bohemio, capaz de tumbar tabúes como el de la deuda externa, pero incapaz de sacar provecho personal de los valiosos servicios a la Patria. 
Ha sido sistemáticamente silenciado, podría decirse ocultado; al punto que Norberto Galasso en el bosquejo biográfico realizado para la reciente cuarta edición del libro de Olmos sobre 'La Deuda Externa' pudo afirmar que para los diccionarios y enciclopedias del siglo XX 'Olmos, Alejandro no existe'. Tampoco para los historiadores del siglo que se fue. 
Sin embargo Olmos en los años '40 fue un joven político que se entrevistó asiduamente con Juan D. Perón, con Evita, con John W. Cooke, los curas Hernán Benítez, Virgilio Filippo, dirigentes de todos los partidos y que en los años '50 adquirió notoriedad en la resistencia contra la dictadura militar. 


Fue un periodista brillante, que llegó a Buenos Aires desde Tucumán durante la 'década infame' acompañando nada menos que a José Luis Torres, para después actuar junto a otros grandes, como Enrique Oliva (Francois Lepot), Fernando García della Costa, Américo Barrios, Atilio García Mellid, Valentín Thiebaut, Rodolfo Walsh y tantos más. 
Fue estudioso, pensador político y escritor que alternó inquietudes intelectuales con Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Leonardo Castellani, Leopoldo Marechal, Ernesto Palacio, Arturo Sampay, José María Castiñeira de Dios, Fermín Chávez, José María Rosa, Osvaldo Guglielmino y muchos otros. 
La familia Olmos es una estirpe arraigada en Tucumán: apellido castellano de tenientes gobernadores coloniales del siglo XVII, de militares y funcionarios de la Independencia y de uno de los constituyentes de la fugaz República de Tucumán en 1820. Nuestro homenajeado sonrió evasivamente alguna vez que le inquirí sobre sus antepasados porque su proverbial modestia le incomodaba referirse al tema (incluso entre amigos), aunque ostentaba con orgullo su condición lugareña de tucumano. 
Algunos pantallazos de la fecunda vida de Alejandro Olmos ilustran acabadamente su accionar político desde 1945, cuando ingresó con sus ideas nacionales al naciente movimiento peronista. En agosto de 1946 ya se estaba oponiendo a que el gobierno de Perón ratifique las Actas de Chapultepec y la creación de la OEA (Organización de Estados Americanos). Esa libertad de criterio sería un valor fundamental que alguna vez Cooke le recriminó delante de Perón, pero éste comprendió perfectamente por qué Olmos -por sobre las discrepancias- continuó adhiriendo al peronismo sin afiliarse jamás al Partido Justicialista. Es que (al igual que Jauretche, Scalabrini Ortiz o Sampay) Olmos fue un político que supo participar manteniendo su independencia.

En noviembre de 1955, pocas semanas después del golpe de Estado que derrocó a Perón, Olmos comenzó a publicar 'Palabra Argentina', periódico tabloide de ocho páginas que componía el taller de Fontevecchia (padre), desde donde combatió a la dictadura militar pese a que el Decreto 4161 calificaba como delito cualquier publicación peronista. Cambió varias veces de formato, de periodicidad, de imprenta, mas invariablemente sufrió persecución, allanamientos, secuestro de ediciones, censura y cárcel. Nada lo detuvo porque 'Palabra Argentina' circulaba de mano en mano en miles de ejemplares que se editaban en la clandestinidad, como recordó Miguel A. Moyano en su obra sobre el periodismo de la resistencia. 

Fustigó desde allí la derogación por bando militar de la Constitución de 1949 y las atrocidades que la sucedieron: incorporación al FMI, Plan Prebisch, matanzas de Lanús y José León Suarez y los fusilamientos del general Juan J. Valle y otros militares, entre los que se contó su primo hermano y gran amigo, coronel Ricardo Ibazeta. Y siguió por años así, denunciando arbitrariedades como el Plan Conintes, en defensa de miles de trabajadores detenidos sin acusación ni juzgamiento. Es que Olmos fue periodista de la libertad, capaz de combatir la dictadura aún desde la cárcel
Con similar entusiasmo participó Olmos de las inquietudes del 'revisionismo histórico', realizando trabajos relativos a las relaciones de José de San Martín con Juan Manuel de Rosas en el seno del Instituto de Investigaciones Históricas que lleva el nombre de éste y organizando al promediar el siglo una 'Comisión de Repatriación' que estuvo integrada por personalidades: Manuel Gálvez, Ernesto Palacio, José María Rosa, John W. Cooke, Luis Soler Cañas y otros. Es que Olmos fue celoso de la Soberanía argentina y devoto de los próceres que velaron por ella. 
Cuando algunos revisionistas se embarcaron en el golpe militar de 1955, Olmos les dijo: 'Amigos, ustedes están equivocados. Esto es un nuevo Caseros'. Y en 1973 cuando otros amigos quisieron proponerlo para cargos en el gobierno democrático instalado ese año, Olmos les contesto: 'Yo no sirvo para esto; en los momentos difíciles, sí. En los del triunfo, no'. 

Y los instantes dramáticos volvieron en 1976, cuando se reintegró a la lucha. Dudas no caben que la mayor virtud de Olmos fue haber desnudado entonces la deuda externa 'que siempre nos ocultaron', como decía él. 'La mayor estafa al pueblo argentino', como la calificó Diego Musiak en un film documental que resume los desvelos de Olmos.

Estaba dando sus últimos coletazos el Proceso militar en 1982 cuando Olmos inició una denuncia en el Juzgado Criminal Federal N° 2 destinada a arrancarle a la Justicia una decisión histórica, 'impulsada titánicamente y patrióticamente por Don Alejandro, hasta consumir los últimos días de su existencia', dijo el doctor Juan Carlos Foerster que fue secretario de ese juzgado, quién apuntó que gracias a ello 'la República Argentina es el único país del mundo que pudo realizar la investigación judicial de su mal llamada deuda externa, teniendo dicha investigación trascendencia internacional'. 
Olmos aportó las pruebas necesarias para demostrar que se trató de una deuda fraguada y en febrero de 1990 dio a conocer su libro 'Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa' corriéndole el velo a la impudicia. 
Fue groseramente silenciado porque desentonaba con la intentona neoliberal de aquella Argentina dolarizada que quería penetrar en el 'primer mundo' con euforia privatizadora y seducida por el apetito de las 'relaciones carnales'. 
Olmos nos mostró la realidad que muchos no quisieron ver. Aportó pruebas, documentos, testimonios, pidió indagatorias, informes, pericias, que decían como se habían endeudado las empresas públicas y el país perjudicando al Estado nacional y permitiendo lucros indebidos de los acreedores. 
Como la Justicia era lenta Olmos instó la formación del Foro de la Deuda Externa para movilizar la opinión pública y en 1995 llevó también su denuncia a un Jurado Popular presidido por Adolfo Pérez Esquivel que por primera vez cumplió viejas cláusulas constitucionales sobre este tipo de juicios. Tuve el honor de presidir la Cámara de Sentencia que impuso condenas morales a José A. Martínez de Hoz, Domingo Cavallo y otros cómplices. 
Olmos no sólo ejerció su apostolado por el interior del país, sino que también concurrió especialmente invitado a foros internacionales, donde demostró la realidad y el fraude del endeudamiento de naciones sometidas al imperialismo financiero.

Pocos días antes de morir Norberto Chindemi le hizo un hermoso reportaje. El cuerpo de Olmos se agotaba pero su pensamiento era viril, conservaba la fuerza de siempre. Por ello sus convicciones trascendieron su vida mundana. 
Finalmente, después de dieciocho años, cuando ya Olmos había fallecido, el Juez Jorge Ballesteros en Buenos Aires dictó sentencia considerando prescripta la acción penal, pero con la particularidad de reputar veraces numerosas denuncias, elevando las actuaciones al Congreso de la Nación, en cuya Cámara de Diputados se encuentra. 
Desde entonces, hasta el FMI ha debido hacer su autocrítica sobre la deuda externa argentina; incluso admitió alguno de sus errores. 
El que no ha reaccionado aún es el Congreso Nacional, como cuando Alejandro Olmos transitaba estos pasillos reclamando infructuosamente el cumplimiento del precepto constitucional que lo obliga a actuar en cualquier arreglo de la deuda externa. 
Por eso, todos valoramos este homenaje de senadores y diputados que hace alentar esperanzas de que el Congreso un día no lejano cumpla con la cláusula que la Constitución argentina tiene desde 1853. 
Será entonces cuando el recuerdo de Olmos se convierta en voz de la conciencia colectiva para lograr del Congreso una decisión histórica que ponga fin a esta estafa contra todos los argentinos. 

TRIBUNAL DE LA DEUDA EXTERNA - RÍO DE JANEIRO – BRASIL - 1999 


Durante el desarrollo del Tribunal, el caso emblemático de la Deuda Externa Argentina, fue presentado en forma muy clara por Alejandro Olmos. Hubo expositores invitados provenientes de Argentina, Rusia, Mozambique, Bélgica, Corea, Inglaterra, Jamaica, Perú y Honduras, además de los panelistas de Brasil. Asimismo, representantes del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), de la coordinación internacional de la Campaña de Jubileo 2000 y de la Agencia de Cooperación Británica Christian Aid, fortalecieron a través de sus presencias la perspectiva global que demanda la cancelación de las deudas de los países más empobrecidos por parte del sistema financiero internacional. Importantes ponencias, brillantes alegatos, fueron escuchados durante el desarrollo del Tribunal. 


A continuación, lo que expuso Olmos en Río de Janeiro 


dijo: 
"Traigo a este Tribunal, instituido por los más representativos sectores del pueblo brasileño, el testimonio del "caso argentino" en el marco del sistema de endeudamiento externo que afecta a los países sojuzgados por la superestructura del poder financiero. El testimonio, que vengo a exponer al conocimiento de los hermanos del Brasil, tiene el valor relevante de conformar la causa judicial más importante que sustancian los tribunales argentinos. Nosotros tenemos, compañeros, el triste privilegio de haber llevado a cabo una investigación penal de la deuda externa. Deuda que configura la mayor estafa en la historia de los argentinos. He sido, Sres. Jueces, el denunciante -ante la justicia federal de mi país- de este escandaloso fraude. Y desde 1982, en pleno ejercicio del poder por la Junta Militar de la dictadura de entonces, vengo impulsando -hasta ahora- una investigación judicial que ha acumulado todas las pruebas de esa estafa. Traigo, pues, una visión que escapa a los números que manejan los tecnócratas de la economía, porque la deuda externa argentina es el resultado de una gigantesca maniobra de dominación mediante procedimientos previstos y reprimidos por la ley penal. Los peritos judiciales que llevaron a cabo una profunda investigación en los organismos del Estado dictaminaron que los actos de endeudamiento constituyeron actos ilícitos. Y, obviamente, no puede ser legítima una deuda generada en formas delictivas de una planificación económica. Esta visión de la deuda no es caprichosa ni conjetural sino que surge de un voluminoso proceso judicial en el cual las pericias producidas constituyen una parte fundamental de la prueba y tales peritos, Sres. Jueces, no se hallan afectados por parcialidades ideológicas. Los mismos integraron una Comisión ad-hoc designada por el Tribunal Federal y se constituyó con expertos propuestos por la Academia Nacional de Ciencias Económicas, la Facultad de Ciencias Económicas y el Consejo Profesional de Ciencias económicas. Los mismos actuaron en forma conjunta con los Peritos Contadores del Poder Judicial. Expertos y Peritos indagaron en el Banco Central de la República Argentina y en las empresas del Estado. Y entre ellas destaco –como caso ejemplar de una ignominia- a YPF, la petrolera nacional que figuraba entre las de mayor facturación en América Latina. La investigación pericial determinó que a YPF se le atribuía una deuda externa del orden de los 6.000 millones de dólares pero que a YPF no había ingresado un solo dólar (!). Las empresas del Estado eran utilizadas como "prestanombres" en los acuerdos de préstamo externo. Y las divisas que entraban en virtud de tales acuerdos eran retenidas por el Banco Central. La explicación dada al Tribunal, por los responsables del sistema fue que tales divisas se destinaban a la "apertura económica". Con dos palabras se pretendía justificar una forma del saqueo. Este supuesto endeudamiento de YPF -originado en el gobierno de la dictadura militar- fue utilizado por los gobiernos constitucionales de mi país para resolver su "privatización" a precio vil. Se mostró la falsa imagen de una empresa parasitaria y endeudada para justificar la necesidad de su entrega a la voracidad del capital privado. YPF, Sres. Jueces, sólo recibía el 25% del producto de sus ventas, el 85% restante era absorbido por un Estado sometido a las directivas del Fondo Monetario y a los intereses del dominante poder financiero. La falsedad del endeudamiento fue admitida por todos los que integraron el directorio de YPF en la composición de sus distintas etapas. El General Luís Pagliere –que integró ese directorio en representación del Ejército durante el gobierno militar- declaró ante el Tribunal que YPF estaba obligada a producir "a pérdida" por instrucciones del Ministerio de Economía, ya que el precio del petróleo vendido a la Shell y a la Esso representaba el 50% del valor que YPF gastaba por su extracción. Me he referido, puntual y someramente, a YPF como un caso testigo del fraude instrumentado contra los intereses del Estado y del pueblo de mi país. Es tan sólo un ejemplo de cómo se destruye, desde adentro, una economía nacional conducida por funcionarios al servicio de intereses espúreos y en exclusivo beneficio de su propio lucro. En esta investigación judicial el Dr. José Alfredo Martínez de Hoz, primer Ministro de Economía del gobierno militar y protagonista autoral de la política económica iniciada en 1976, fue procesado por defraudación al Estado. Precisamente, por el endeudamiento externo que él iniciara al amparo de las armas que produjeron el mayor de los genocidios. Cuando Martínez de Hoz declara ante el Tribunal explica que, en la época en que él asumiera el Ministerio, el mundo afrontaba la amenaza de un "crack" internacional que podía producir la desestabilización de todo el sistema financiero. Esto como consecuencia del exceso de dólares generado como efecto del boom del petróleo. Los bancos se encontraban, entonces, con una enorme liquidez por los depósitos realizados por los países productores de petróleo. Esto determinó que, reunido el Fondo Monetario, el Banco Mundial y los distintos organismos financieros, encontraran como solución destinar esta enorme masa de dólares a países que pudieran absorberlos como créditos. La Argentina fue uno de los países elegidos. Fue así que de una deuda externa de 8.000 millones de dólares a principios de 1976, dicha cifra trepó a 43.500 millones en 1983. Al finalizar el gobierno militar. Por declaración judicial de los gerentes del Banco Central quedó establecido que en el Banco Central actuaba un ejecutivo del Fondo Monetario encargado de monitorear hasta qué punto podía aguantar la Argentina este forzado endeudamiento. Un ejecutivo "licenciado" por el Fondo y contratado por el Banco Central de la Argentina. Pero que trabajaba para el Fondo. Pues bien, esa deuda original de 8.000 millones que había alcanzado los 43.500 millones al terminar el gobierno militar reemplazado por el presidente constitucional Alfonsín, llegó al nivel de los 65.000 millones al asumir el actual Presidente Menem. Hoy el actual gobierno alude a un nivel de 115.000 millones de dólares, mientras el Banco Mundial señala, como deuda externa argentina, cifras que superan los 130.000 millones. Otros economistas de mi país sostienen que tal deuda se hallaría próxima a los 200.000 millones. Nos encontramos, pues, ante una situación en la cual las cifras de endeudamiento carecen de validez demostrable. Y esto es así porque no existen registros contables de la deuda externa. Esta afirmación puede sorprender, pero su fundamento reside en la información oficial del Ministerio de Economía al Tribunal Federal que tiene a su cargo la investigación de la deuda. Información que incluye, también, el reconocimiento de que se ignora los avales concedidos por el Estado. Este cuadro, de tremenda gravedad, es reiteración de una situación anterior, cuando yo promoviera la investigación de los ilícitos del gobierno militar y, en especial de la deuda externa. En aquella oportunidad el juez interviniente reclamó al Banco Central un informe completo de la deuda incluyendo perfil de vencimientos y listado de acreedores y deudores. La respuesta fue insólita. El Banco Central no tenía registrada la deuda externa. Y sólo disponía de datos estadísticos sin validez contable. No quiero abundar en detalles, hechos y circunstancias que marcan a fuego el crimen de la deuda externa argentina. La exposición del cuadro completo de los procedimientos y efectos devastadores del endeudamiento externo insumiría un tiempo de atención de los señores jueces de este Tribunal que yo no puedo permitirme. Basta con señalar –como explicación de esta síntesis- que la investigación de la deuda argentina ha acumulado más de 30 cuerpos principales de expediente y más de 500 anexos. Estos últimos se guardan, por razones de seguridad, en el Gran Tesoro del Banco Central. En esta investigación debieron comparecer, a prestar declaración, todos los que integraron la conducción económica de mi país, desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta hoy. Lo hicieron, también, los directores del Banco Central y de las empresas públicas. Y a esas pruebas testimoniales se suman las documentales. Todo lo cual permite sostener la afirmación del gigantesco fraude al que me refería en los inicios de esta exposición. Fraude cuyo proceso de ejecución continúa. Como también continúa la investigación judicial sobre ese fraude. Yo le atribuyo a la investigación que vengo impulsando en mi país el valor de una contribución a la lucha continental contra la deuda. El "caso argentino" debe servir a los pueblos hermanos de América Latina para mostrar, en toda su crudeza, la aplicación de un método de dominación que ha consagrado una nueva forma de esclavitud del hombre y de los pueblos. La esclavitud al poder financiero de la usura y de la globalización como arma para impedir las reacciones nacionales de nuestros países. En cada acuerdo de endeudamiento externo de la Argentina se pactó, siempre, el sometimiento a la jurisdicción de tribunales extranjeros. Fundamentalmente de Londres y Nueva York. Y para que esto fuera posible se llegó al extremo de modificar las leyes argentinas de procedimiento, en los días siguientes a la instauración de la dictadura. Sometimiento convalidado por los gobiernos constitucionales de Alfonsín y de Menem. Lo que demuestra, palmariamente, cual es el centro del poder en mi país. Y creo, con perdón de los hermanos brasileños y de todos los compatriotas de la Patria Grande de nuestra América, que todos nuestros pueblos han sido objeto del mismo sistema de dominación por vía de la deuda externa. Nosotros agradecemos profundamente la convocatoria papal al Jubileo del Año 2000. Pero le damos una significación que trasciende a las entrañas mismas de nuestros pueblos. El jubileo debe ser una reparación a los pueblos castigados por el saqueo y por la usura. Y así como en el caso argentino se le impone al país el pago de una deuda que el país no tiene, la mayoría de los países endeudados deben afrontar, con toda seguridad, la misma situación de afrontar el pago de un tributo al dominio imperial de la banca internacional. Juan Pablo II afirmaba a los obispos argentinos que la cancelación de la deuda era un acto de justicia, porque esa deuda ya había sido pagada. Esta es una declaración papal y de cuya fe pueden dar testimonio los obispos de mi país. Y esa deuda ha sido pagada, en efecto. Y en la investigación judicial argentina está probado. El jubileo convocado por el Papa debe ser oportunidad, además, para acreditar la ilegitimidad de una deuda cuya naturaleza exime de su pago a nuestros pueblos. No son nuestros pueblos los que deben rendir cuentas de una deuda impuesta por las transnacionales del nuevo imperialismo. Son los supuestos acreedores los que deben rendir cuenta a nuestros pueblos por los intereses cobrados con el hambre, la sangre y la vida de quienes nada debían, pero que, sin embargo, pagaban. Señores Jueces: Es éste un Tribunal que registrará la voluntad de justicia de los hermanos brasileños. También en nuestro país ha funcionado ý continuará haciéndolo- un Tribunal Autónomo del Pueblo que inició su actividad hace dos años. Estos juzgamientos, organizados por la decisión del pueblo, deben perseguir algo más que una sanción moral a los responsables de la ignominia que acusamos. Yo no vengo a alentar rebeliones populares, pero sí a sostener la necesidad de la unidad de nuestros pueblos para resistir al despojo que nos imponen intereses sin patria y sin moral. En mi país estamos convocando a no pagar lo que no debemos y a señalar a quienes cargaron, sobre nuestras espaldas, el peso de una deuda fraudulenta. Yo, señores jueces, no soy un jurista. Y más que militante del derecho soy un militante de la justicia. Sobre el derecho pesan los intereses y la fuerza. La Justicia es un mandato de Dios y una virtud de la conciencia. Esa es nuestra fuerza frente a quienes, como en el drama de Shakespeare, se cobran en libras de carne los intereses de una deuda forzosa. Dejo expuesto, ante este Tribunal el caso argentino, que ofrezco como testimonio de una lucha por la liberación y la justicia. Si ello sirve a los hermanos pueblos de Latinoamérica para impugnar una deuda ilegítima como la argentina, la lucha llevada en nuestro país no habrá sido estéril. Cuando el Presidente Sarney se dirigía a la Nación anunciando la suspensión del pago de los intereses de la deuda, afirmaba que "la deuda que se cancela con la miseria, se paga con la democracia". Es ésta una advertencia que no podemos desoír quienes hemos vivido la tiranía de los usurpadores. La esperanza de una vida más digna y de la vigencia de una verdadera justicia descansa en la voluntad del pueblo resistiendo a la violencia de la injusticia. Frente al hambre, a la desocupación y al saqueo levantamos una consigna: O se está al servicio del pueblo contra la deuda, o se está contra el pueblo al servicio de la deuda."


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Fragmentos de una entrevista hecha a 
Alejandro Olmos Gaona, hijo de Alejandro Olmos quien impulsó la causa penal que determinó el origen ilícito de la deuda pública de Argentina, por el Periódico VAS. (Está subrayado lo que consideré más importante) 


P. Vas : ¿Está probada la ilicitud de la Deuda Externa? 
A. O.: En la causa que iniciara mi padre se detectaron más de 470 operaciones ilegítimas. Existen contratos de deuda manifiestamente ilegales: no responden al orden legal de la Nación, violan la Constitución y violan el Derecho Interno. Por ejemplo: hay una cláusula firmada que dice "que si estos contratos fueran nulos, inejecutables por ilícitos, la República Argentina renuncia a denunciarlos o pedir la nulidad del contrato" ¿Usted firmaría un contrato que desde "el vamos" se presume ilícito? La deuda externa Argentina no tiene justificación administrativa, económica ni financiera. De 7.000 millones que el país debía cuando asumió la dictadura, pasó a deber 45.000 millones en 1983. Cavallo, Aleman, Sigot, Gonzalez Solar, estatizaron la deuda privada de empresas como: Macri, Bridas, Pérez Companc, Bulgheroni, Renault Argentina, Grupo Clarín, Papel Prensa, etc.En 1984, el Ministro de Economía, Bernardo Grinspun, alcanzó a auditar el 50% y determinó que el 90% de la deuda era fraguada. En 1985, José Luis Machinea firma los pagarés y hace responsable al Estado de la deuda privada frente a los acreedores internacionales. La deuda privada se refinanció permanentemente y hoy representa 70.000 millones. La mitad de la Deuda Externa total. 


P. Vas : ¿Por qué le llama Deuda Odiosa? 
A. O.: Porque una deuda odiosa es aquella que ha contraído un Estado y no ha sido utilizada en beneficio del pueblo de ese Estado. El Banco Mundial, certificó que la deuda contraída durante la dictadura en nuestro país fue utilizada en: un 40% para fuga de capitales, un 30 % en pago de intereses de la deuda y un 30 % en compra de armamentos. O sea que el pueblo no vio un centavo. Algunas personas creen que la deuda es odiosa porque fue contraída por una dictadura. La deuda Argentina es odiosa desde todo punto vista: fue contraída por una dictadura, no fue utilizada en beneficio del pueblo, se fugaron capitales y se compraron armas. Pero, estrictamente el término "deuda odiosa" no tiene nada que ver con un gobierno dictatorial. En Derecho Internacional, lo que se firma es con prescindencia de la legitimidad del gobierno que lo haya firmado, sea un régimen de facto o de derecho. Lo paradójico, es que el autor de la teoría de la "deuda odiosa" es el propio Estados Unidos, fueron sus juristas quienes establecieron que una deuda debía ser repudiada cuando no había sido contraída en beneficio del pueblo. Y es lo que está planteando en Irak en este momento, para quedarse con ese país pero sin la deuda externa europea. 


P. Vas : ¿La gente adhirió a esta medida, o más bien fue una manipulación mediática? 
A. O.: No me cabe duda de que se creó toda una parafernalia mediática. Pero también hay mucha gente que está encantada. Por ejemplo: hace dos meses Hebe de Bonafini me dijo: "Todo lo que hagas sobre la deuda, yo te lo firmo". Ahora apoya el pago de Kirchner. Nora Cortiñas, en cambio, firmó el amparo que presentamos ante la justicia. Lo lamentable es que uno asocia: Nora dice que no, entonces a Nora no le dan un peso. Hebe, tiene una Universidad, un hotel monumental... Es duro pensar esto, pero finalmente se concluye que las cuestiones políticas se negocian a través de los intereses particulares. 

P. Vas : ¿No hubo ningún tipo de control sobre esas operaciones? 
A. O.: El Congreso de la Nación tiene la obligación de controlar pero no lo hizo. Le había otorgado facultades a Cavallo y sabía que estaba negociando con los bancos para reestructurar la deuda. En 1993, Menem informa al Congreso que, producto del acuerdo con los bancos, se emitirán tres tipos de bonos. No dice qué contratos se firmaron, qué comisiones se pagaron, ni cuánto costo la reestructuración. Al Parlamento tampoco le interesó averiguarlo. Presumo que hay comisiones y honorarios que se pagaron con Fondos Reservados. Por ejemplo: mucha gente cree que Cavallo diseñó el plan económico del menemismo. Imposible, es un incapaz. Cavallo contrató al City Bank y a J. P. Morgan, para que diseñaran el plan económico que llevó adelante. 


P. Vas : ¿Cómo afecta en la vida cotidiana la deuda externa? 
A. O.: En la vida cotidiana, el efecto es inmediato: lo que compramos todos los días en la panadería, en el supermercado, en la librería, en cualquier comercio del barrio, tributa un impuesto. Parte importante de ese impuesto va a pagar la deuda externa. Nosotros estamos tributando todos los días para pagar algo que no debemos. Nos están sacando plata del bolsillo para pagar un fraude.  

 

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